¡¡Pero Nico mira!!
Creo que desde que cumplí 12 años aproximadamente entre en la llamada “edad del pavo” esa etapa en que tus pies crecen, tus brazos se alargan, incluso tu altura aumenta rápidamente y tu sistema psico-motriz intenta arduamente acostumbrarse a tus nuevas dimensiones, mientras toda mi humanidad arrasaba con gran parte del menaje de mi hogar. Cuando cumplí 15 años ya mis padres comenzaron a preguntarse: ¿estará enamorado? ¿es que aun no crece?, y conformistas concluían aun es un niño, es la edad, ya se le pasara o son etapas. Desde los 19 años ya se transformo la situación en una problemática preocupante, mi madre me reprochaba día a día por mi estupidez y así pasaron los años y ahora con 21 me puedo percatar y a la vez resignar a que no me estanque en la edad del pavo, si no que mi naturaleza es pertenecer a una raza denominada: Los lerdos; orgullosamente me identifico como un manos de mantequilla, y creo ser un emblemático individuo de esta estirpe, alrededor de 5 piezas de utensilios o artefactos domésticos son perdidos, destruidos y/o inutilizados semanalmente por mis ineficaces extremidades. Pero mi Cualidad/defecto no posee un carácter materialista, no se contiene solamente en objetos, también mi propia existencia se ve en peligro: cortes, fracturas craneales, e incluso pseudo-traqueotomías, todo como consecuencia de mi inutilidad.
Mi cerebro con el tiempo ha sido influenciado por este don/maldición, llegando a afectar mis relaciones interpersonales, transformándome en lo que vulgarmente se llama, un “desubicado”. Acotaciones fuera de lugar, comentarios sin tacto, actitudes reprochables todas producto de esta actitud atarantada, pero toda esta parafernalia me hace autoanalizarme para buscar una fuente de origen a todo esto, y puedo pensar que son variadas las razones, pero culpo solo a una, mi imaginación. Si creen en los signos zodiacales podría darles una simple reseña, soy pisciano, o sea soñador empedernido, vivo en un mundo alternativo al común y bajo a ratos para interactuar con mi entorno, a esto se le suma que soy un soñador congénito, debido a que mi padre sufre del mismo mal/bien, pero este tema lo tratare alguna otra vez. Esa ausencia en este mundo es para mi el gran argumento de mi idiotez innata, siempre en las nubes desde el colegio me ha pesado (pero mas a los afectados) la destrucción de objetos personales, inutilización utensilios de todo tipo, infraestructura publica y privada, incluso integridades personales maltrechas a ellas sumada la mía.
Es así como he convivido con las raza humana y con el tiempo creando lazos interpersonales de amor y amistad con otros seres como yo, a los cuales también fueron reprochados en alguna oportunidad análogamente a mi siendo denotados a la clasificación autodenominada “El Tonto”.