Shampoo en los ojos
Odio que me entre shampoo en los ojos. También me carga perder el tiempo y a la vez aborrezco pensar, y existe un lugar en que se mezclan estos hechos, los cuales sumadas a una debilidad en mi voluntad producida por el relajamiento y el agua caliente me hacen realmente repudiarla, y esa es la ducha. Creo que si pidiéramos favores a la gente mientras se ducha podríamos conseguir muchas cosas, inclusive, pienso que el acto sexual en ese lugar debe ser bastante mas “daditativo”.
Es realmente autodestructivo el dejarse llevar por el agua caliente, quizás sea por lo que dicen que el ducharse limpia todas las asperezas tanto físicas como psicológicas, pero –¡Por favor!- intento ser una rudeza la mayoría del tiempo para que un poco de grasa de ballena y agua caliente me saquen todo lo que trate de contener durante el día, las desilusiones, penas, frustraciones, e incluso las alegrías eufóricas del día salen a relucir con gozo de sensaciones en ese metro cuadrado, cambiando mi parecer del no querer pensar ni detenerme, al autofagocitante proceso de la introspección.
Lo peor del detenerse a pensar en este lugar es que no solo te lamentas lo que paso, si no que a la vez sufres por lo que no es, lo que podría haber sido y lo que será, y te analizas 4, 5 o 6 años atrás y se que mas adelante seguiré cometiendo los mismos errores. Es ahí cuando me quiebro no se si es por el aumento de la temperatura que me blanda o la erosión hídrica, pero comienza el lagrimeo ese que con tanto esfuerzo contuve todo el día, como un espartano que pierde a su hermano combatiendo y debe seguir la lucha, al final me transformo en la hétaira (ἑταίρα) que lo espera en su ciudad.
Al salir me doy cuenta que no saque nada; el cocodrilo no cambiara, seguirá igual, y mas encima gano una fuerte jaqueca, mojo todo el baño, recibió una reprimenda por el gas que gasto y debe dar por al menos media hora la explicación de que tiene los ojos irritados por el shampoo.
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